Sus comedias le han convertido en el autor español contemporáneo más representado hoy día en el mundo entero. Sin ir más lejos, su título más conocido, El método Grönholm, ha sido estrenado ya en más de 60 países. Otras dos obras colmadas de éxito que llevan su firma son Burundanga y El crédito, que ya se han podido ver en unos 15 países, mientras en Madrid la primera va por su quinta temporada en el Teatro Lara, y El crédito, con unos estupendos Luis Merlo y Carlos Hipólito, dirigidos por Gerardo Vera, va por la tercera en nuestro teatro Maravillas. Sin duda, el autor barcelonés Jordi Galcerán es una voz más que autorizada para hablarnos sobre los secretos del género cómico, sobre los resortes que hay que tocar para alumbrar un éxito teatral de los que nos hacen reír sin renunciar a personajes complejos, temas peliagudos, historias suculentas y tramas endiabladas.
Sus comedias le han convertido en el autor español contemporáneo más representado hoy día en el mundo entero. Sin ir más lejos, su título más conocido, El método Grönholm, ha sido estrenado ya en más de 60 países. Otras dos obras colmadas de éxito que llevan su firma son Burundanga y El crédito, que ya se han podido ver en unos 15 países, mientras en Madrid la primera va por su quinta temporada en el Teatro Lara, y El crédito, con unos estupendos Luis Merlo y Carlos Hipólito, dirigidos por Gerardo Vera, va por la tercera en nuestro teatro Maravillas. Sin duda, el autor barcelonés Jordi Galcerán es una voz más que autorizada para hablarnos sobre los secretos del género cómico, sobre los resortes que hay que tocar para alumbrar un éxito teatral de los que nos hacen reír sin renunciar a personajes complejos, temas peliagudos, historias suculentas y tramas endiabladas.
Hemos sintetizado una provechosa conversación con él en 8 puntos que todo aquel que quiera escribir una buena comedia debería tener muy en cuenta. A saber:
1 - ¿SE PUEDE HACER COMEDIA SOBRE CUALQUIER TEMA?
Pues no, pero casi. A Galcerán hay pocos temas que se le resistan, quizás la pedofilia: "sería incapaz de hacer comedia con algo que trate de hacerle daño a los niños, no se me ocurre de qué forma podría hacerse, son temas tremendamente sensibles." Sin embargo, no ha tenido reparos en ocuparse del terrorismo etarra en Burundanga ni de las relaciones de una persona en apuros con el director de un banco al que le pide dinero en El crédito. "Hay temas que podrías pensar que son igualmente sensibles y no, sólo tienes que encontrar el tono, la historia. El ejemplo perfecto es la película de Roberto Benigni, La vida es bella, que aborda desde la comedia el nazismo, el exterminio de los judíos en los campos de concentración... De todas formas, uno no elige un tema sobre el que escribir, antes está la historia, la trama."
2 - NO ESCRIBAS COMEDIA SI NO HAS VISTO Y/O LEÍDO A...
Enlazando con la última frase del punto anterior, tan importante es la historia que se va a contar que para Galcerán los autores que hay que conocer sí o sí antes de enfrentarte a la escritura de comedias son los que demuestran que les importa más la historia que cuentan sus obras que los chistes que contienen. "Hay muchos tipos de humor y muchos tipos de gente y tú tienes que haber visto a los Monty Python, a Woody Allen y a Billy Wilder, tienes que haber leído a Neil Simon. Esos nombres representan distintas maneras de enfocar el humor, pero lo importante, en teatro y cine, son las historias. Escribir humor no es escribir un monólogo solo, también es construir una historia."
3 - HUMOR REGIONAL, HUMOR CON BANDERA
Nos preguntábamos cómo influye en la escritura de comedias el entorno en el que vives, porque probablemente si has nacido en Inglaterra, el llamado humor inglés te correrá por las venas como la sangre misma. ¿Y en España... o en Cataluña... o en Euskadi... o en el resto de las comunidades autónomas? ¿Hay un humor regional o son estereotipos que le vienen como anillo al dedo a las sagas estilo Ocho apellidos X? A Galcerán le parece que, más que con la cuestión geográfica o con el carácter de los pueblos, tiene que ver con la tradición. "Los ingleses tienen una tradición de humor absurdo que hace que cosas que para ellos son muy graciosas para nosotros no las sean, sencillamente porque no tenemos esa tradición. En España tenemos una tradición de humor, digamos, "berlanguiano", humor sobre la gente corriente, sobre la miseria... que quizás en otras sociedades no se entenderá. Yo estoy tratando de estrenar ahora El método Gronhölm en Estados Unidos y hay una escena donde se ríen de uno que se hace pasar por transexual que está siendo muy complicada allí, la quieren cambiar y yo no quiero, porque lo encuentran ofensivo. Son sensibilidades distintas que a la hora de hacer humor afectan."
4 - EFECTO SORPRESA: EL HUMOR SE PARECE AL MIEDO
No por dedicarse a escribir comedias y hacerlo tan bien, uno debe esperar que un autor como Jordi Galcerán esté soltando perlas llenas de gracia e ingenio en cada frase que dice. "No, no, yo no tengo ese talento. A mí me cuesta mucho encontrar una situación divertida. Y una vez que la tengo, las cosas fluyen, sí, pero hay que reescribir mucho, porque una de las bases del humor es la sorpresa. Normalmente encuentras graciosa una cosa que no te esperas. Mi frase preferida cuando escribo es: 'no, eso es lo que ellos esperan'. Tienes que pensar en las 200 posibilidades que se le pueden ocurrir a un espectador y no usar ninguna de ellas. Y para conseguirlo hay que pensar mucho. El humor se parece mucho al miedo, es una sensación muy parecida, porque las cosas que te dan miedo, igual que las que te hacen reír, son las que te sorprenden, las que no esperas. Tienes que crear la expectativa de que va a pasar algo, y el juego entre lo que se espera y la sorpresa que les das es lo que funciona."
5 - LA DELGADA LÍNEA ROJA DE LA VEROSIMILITUD
Cuando uno escribe comedias, buenas comedias, es como un funambulista. Se mueve en una fina línea, muy fina, la línea de la credibilidad y la verosimilitud. Si te pasas, caes irremediablemente en la farsa, donde todo vale, sí, pero el interés decae. Galcerán rememora una escena de Maridos y mujeres, de Woody Allen, en la que el personaje de Alan Alda dice: 'si se dobla hace gracia; si se rompe, no'. "Woody Allen es muy inteligente, porque siempre las grandes verdades las hace decir a personajes estúpidos, con lo cual les quita hierro. Pero esto es la pura verdad. Tu puedes apretar, apretar, apretar... pero a la que te pasas, se rompe, deja de ser creíble, verosimil, y ya deja de tener gracia. Hay que ser consciente en todo momento que juegas al límite con las situaciones y con cuidado de no caerte nunca, porque si te caes, el espectador dice: ya no me lo creo... y ahí lo perdiste."
6 - EN COMEDIA, EL PERSONAJE NO ES UN PAYASO
Puede hacer payasadas, pero será solo un rasgo de su carácter. Lo interesante es que los personajes, en la comedia como en cualquier otro género, no sean arquetipos, sino seres complejos, seres con dos o más caras, como somos todos. Eso los hace más creíbles e interesantes. "El personaje de comedia depende mucho de la credibilidad, de que aquello que le haces hacer, que siempre será algo absurdo, apretado, poco creíble, sea posible defenderlo. Esto hay que jugarlo desde la escritura, y el actor también deberá jugarlo. Lo chulo es crear este tipo de personajes complejos, porque si haces caricaturas ya estás haciendo otra cosa, ya no haces teatro, haces revistas donde no hay personajes que cuenten historias. Y hay que crear personajes que hablen en función de lo que son, porque no pueden hablar igual un profesor de filosofía y un chulo de putas."
7 - ¿CUÁNTA CULPA TIENE EL ACTOR DEL ÉXITO O EL FRACASO DE UNA COMEDIA?
Conseguir que una historia que raya lo absurdo sea creíble depende muchas veces del actor que la interpreta. Otra vez la credibilidad. Galcerán trabaja con la siguiente hipótesis: "yo siempre escribo pensando que mis obras las van a hacer los mejores actores del mundo, con lo cual yo tengo que escribir menos, porque el actor va a ser tan bueno que ya se verá todo lo que no he escrito, lo hará tan bien que no me hace falta escribir tanto. A veces he tenido la suerte y sí, mis obras las han hecho los mejores. A veces no he tenido esa suerte. Pero el teatro no es novela, donde tu relación con el lector es directa a través del papel, donde todo lo que quieres decir como autor está en el papel. En el teatro, todo lo que un autor quiere decir no está en el papel, el actor tiene que poner un tanto por ciento muy alto a veces. ¿Por qué? Cuando escribes novela tienes que escribir lo máximo, narrar y describir los sentimientos de los personajes. Y en teatro es al contrario, tienes que escribir lo mínimo posible, tienes que aprender a escribir muy poco y confiar en que la interpretación de los actores hará lo suyo. Es muy difícil pensar y creer que el actor entrará y dirá 'buenos días' y ya veremos que es el día más triste de su vida, simplemente diciendo 'buenos días'. Un mal dialoguista escribirá: 'buenos días... este es el día más triste de mi vida' ¡¡NO!! Eso lo vamos a ver porque el actor es tan bueno que entrará y dirás: 'hostia, este tío está muy triste'. Los sentimientos son para la interpretación del actor, el autor lo único que tiene que hacer es que la acción avance, con lógica, y que sucedan cosas interesantes."
8 - CUANDO LA COMEDIA SE VA DE CASA
Si tienes suerte y tus comedias son buenas, se estrenan, tienen éxito y no hay quien las saque de los escenarios, como le pasa a Jordi Galcerán, tendrás que aprender a soltar amarras y dejarlas navegar solas. Son como esos hijos que crecen y se van a estudiar fuera y ya nunca vuelven porque son tan buenos en lo suyo que no les falta trabajo nunca. Uno siempre tiene la tentación de ir en su busca, pero para qué si ya es una vida que no tiene vuelta atrás y en la que ya poco tienes que ver. El escritor de comedias de éxito las ve partir y alejarse y se tiene que acostumbrar a perder el control sobre sus obras. Así debe ser: "una vez escritas, yo dejo ahí mis obras y que hagan lo que quieran con ellas, tengo muy claro que mi trabajo es escribir y cuando acabo una obra, donde he intentado hacerlo lo mejor posible, reescribo hasta donde creo que puedo hacerlo y ahí acaba mi trabajo. A partir de entonces entra toda una serie de personas (director, actores, etc.) que hacen con ella lo que crean que tienen que hacer. Hay que dar a los profesionales que vienen después la libertad absoluta para que trabajen con aquello, siempre con un cierto respeto al texto, pero nada más. Suelo ir los primeros dos o tres días de ensayos, por si hay que cambiar alguna frase que al oírla en voz alta se puede mejorar y ya luego vuelvo el día del estreno. Y les felicito a todos, me haya gustado o no. Porque lo que he aprendido en el teatro es que todo el mundo quiere que aquello salga bien, todo el mundo trabaja para que aquello sea un éxito. A veces funciona y a veces no, pero no hay nadie que haga una cosa pensando voy a construir una mierda, voy a fracasar. No, todo el mundo intenta hacerlo lo mejor posible."